En mis cuatro años de servicio que tengo como docente
de apoyo de USAER siempre había querido tener la oportunidad de trabajar con
alumnos con Síndrome de Down; hasta hace apenas un año, llegó a la escuela mi
primera alumna con estas características. Erika tiene 11 años, es la menor de
tres hermanas, cursaba el año pasado 5º de primaria en una escuela regular, le
encanta la música y pertenecer a un grupo. Pese a todas sus ganas de aprender,
y estar ya en 5º año, Erika no sabía leer ni escribir, y se daba cuenta de
ello. Imitaba la escritura haciendo bolitas y pasaba mucho tiempo coloreando o
recortando o copiando sin sentido para llenar cuadernos mientras sus compañeros
hacían sus trabajos. Su maestra de grupo no tenía idea de por dónde empezar a
trabajar con ella la lectura y la escritura.
El primer pensamiento que cruzó por mi mente fue
alegría, puesto que nunca había tenido la oportunidad de trabajar y convivir
con ellos (ni siquiera siendo alumna de la Normal). Pasados los días de le
euforia y todas las emociones encontradas de felicidad, me tuve que poner a
pensar qué trabajo íbamos a desarrollar conjuntamente la maestra de grupo, la
escuela y la USAER hacia la alumna y cómo haríamos para que la niña sintiera el
gusto por aprender a leer y escribir.
Los primeros meses fueron de orientación a la madre
y a la maestra sobre actividades previas que nos ayudarían para el acceso de
lectura y escritura, y sobre todo el reconocimiento de su nombre “Erika”. La
verdad es que yo no conocía mucho sobre el método de lectura y escritura de
Troncoso y Mercedes del Cerro, tenía nociones y había medio explorado en
internet.
No fue hasta el mes de enero año con la maestra de
grupo que nos adentramos en la aventura de explorar más a profundidad el método
y a “ensayo – error” y comenzamos con las primeras palabras. Posteriormente
hicimos contacto con Declic quien en marzo de 2016 nos brindó un taller de
capacitación para docentes de todos los niveles y pudimos perfeccionar nuestro
trabajo. A partir de la capacitación modificamos nuestra metodología y
materiales diversos (fichas, tarjetas, loterías) y continuamos con palabras de
su contexto, trabajamos con más tiempo en casa y escuela, orientando a la madre
de familia para dar seguimiento en el hogar.
A la fecha Erika reconoce aproximadamente cuarenta
palabras, puede leer pequeños textos e incluso fue participe del programa de
lectura titulado ´´El Quijote nos invita a leer´´ donde se hizo la sensibilización
de las personas con discapacidad y la apertura de otros niños para que se
motiven a leer. En el segundo curso que se dio en Cd. Juárez en el mes de junio,
se pudo ver el gran avance que ha dado y la seguridad con la que puede leer
palabras y frases con comprensión. Los
libros personales han sido un gran apoyo para trabajar con Erika la motivación
por seguir aprendiendo nuevas palabras.
Ha sido mucho trabajo en conjunto tanto de la
maestra de grupo, quien destina tiempo de sus clases para trabajar con Erika,
la madre de familia realiza material y fichas con orientación para seguir en
casa y, sobre todo, la perseverancia de la escuela primaria por el interés de
que todos sus alumnos accedan a la lectura y escritura. Vamos por muy buen
camino. En el poco tiempo que tenemos trabajando con el método, hemos visto
como la alumna se interesa por leer, no únicamente sus fichas, sino ahora
quiere leer todo lo que está a su alrededor. Con método es posible avanzar, sin
método ponemos piedras innecesarias en el camino de aprendizaje.
Muchas gracias a Declic por impulsarnos a seguir
adelante y hacer que nuestros chicos formen parte de una sociedad cada vez más
incluyente.
Marisol Chávez R.
Maestra de apoyo USAER
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