Me encantó esta obra y quiero compartirles mis razones de
por qué la recomiendo amplia y sinceramente: primero porque es una obra basada en un libro-novela, cuyo
protagonista es un joven con discapacidad, con síndrome de Asperger. Para quienes no tienen la información
al respecto, el síndrome de Asperger es una condición de vida, que se
caracteriza por ser parte del espectro autista, y esa es una de mis razones
para recomendarla: a través del teatro hacemos conciencia de que el mundo es
uno, el mundo es diverso, y todos podemos caber en él, si tenemos los apoyos
adecuados, si ofrecemos los apoyos adecuados, si aprendemos a darlos en el
lugar y el tiempo que corresponden a esa persona. Y el papel que juega la
escuela en la historia de este chico es fundamental para su vida!!!!
No les voy a contar la obra, solo el tema: Christopher tiene
una vecina, quien a su vez tiene un perro muy cariñoso con quien Christopher
juega, Wellington, que una mañana
amanece muerto en el jardín de su dueña, atravesado por un trinche. Christopher
decide hacer una investigación para descubrir quien mató a Wellington. A Christopher
le cuesta mucho trabajo hablar con las personas, con sus vecinos, y en esta
aventura, descubre secretos de su familia que cambiarán para siempre su vida.
Si la obra de teatro no se presenta en la ciudad donde vives, puedes leer el
libro, te va a gustar también muchísimo.
La familia, la escuela, el barrio, son los escenarios donde
se desarrolla la obra. En la escuela está la directora, y una persona
fundamental en la vida de Christopher es su maestra de apoyo, su terapeuta, la
persona con quien Christopher comparte su rico mundo interior. Con ella aprende
estrategias para calmarse cuando está desbordado, para avanzar cuando se siente
bloqueado por el tumulto de personas, para aprender, para estudiar, PARA CREER
EN EL MISMO.
La obra también relata los otros actores principales en la
vida de cualquier adolescente con discapacidad: su familia y su comunidad.
Aunque está ambientado en un barrio de Londres, hay similitud en cuanto a las
fortalezas y necesidades que refleja: toda persona necesita a sus vecinos,
necesita conocerlos, ser conocido, necesita aprender el valor de la
interdependencia y la pertenencia, como parte fundamental de su identidad.
Y están también los padres, el rol que juegan en la relación
con un hijo con discapacidad, tan distinto y tan difícil de complementar por
sus personalidades, por sus historias de vida, por sus fortalezas y
debilidades.
Finalmente la obra cuestiona el lugar de Christopher en la
sociedad, en este mundo diverso, que a todos nos deja pensando. Por ello la
recomiendo a quienes trabajamos en la inclusión educativa y a quienes por la circunstancia
familiar o social tenemos como vecino, compañero, amigo, conocido… a una
persona con discapacidad en nuestra vida. Y si no lo tenemos, es porque no lo
hemos visto, pero allí está.
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