Irse de campamento ayuda a
cambiar de perspectiva. Nos da un espacio y un tiempo para estar con nosotros
mismos, para convivir con nuestros compañeros y con la naturaleza. Nos da la
oportunidad de alejarnos de la rutina, de las prisas y los deberes y de conectarnos
con nuestras propias motivaciones y necesidades.
Quizás es por eso que las
primeras preguntas para irse de campamento suelen estar dirigidas a uno mismo:
¿a dónde quiero ir? y ¿qué quiero hacer? Después de estas dos preguntas surgen
muchas ideas: ¡una fogata!, ¡un rally!, ¡nadar!, ¡hacer caminata! Y entonces
hay que organizarse, hacer planes y buscar todo lo que hace falta.
Los chicos planean el recorrido para llegar al campamento.
En el caso del campamento del
Taller de Vida Independiente que realizamos en Declic del 21 al 23 de Julio, la idea fue de Erik, pero pronto la emoción
hizo que los demás también nos involucráramos en el proyecto. Así, mientras
Erik buscaba un lugar para acampar, Sergio y Toño practicaban cómo se armaba la
casa de campaña, hacían la lista de lo que habría que llevar e invitaban a más
amigos. Durante la preparación del campamento, los chicos pusieron en práctica diferentes habilidades, aprendieron a
valorar sus propios recursos y a pedir apoyo cuando lo necesitaban.
Después de meses de imaginar
y preparar todo para el campamento, llegó el día. Ya éramos un grupo mucho más
grande. Se habían integrado Juan, Lalo, Celine, María, Mariana y Alba. Juntos
armamos las casas de campaña (aunque pronto la lluvia cambiara nuestros planes
de dormir ahí), jugamos baseball, nadamos, hicimos un rally y contamos
historias alrededor de la fogata.
El campamento no fue como lo imaginamos. Siempre hay algo imprevisto que puede cambiar nuestros planes; pero de lo que estoy segura es que la pasamos muy bien y aprendimos mucho de esta experiencia. Aprendimos a confiar en nosotros mismos, a divertirnos en equipo, a preparar y anticipar procesos, en fin, a valorar lo que hemos aprendido y a ponerlo en práctica.
El grupo se dedica a armar las casas de campaña.
El campamento no fue como lo imaginamos. Siempre hay algo imprevisto que puede cambiar nuestros planes; pero de lo que estoy segura es que la pasamos muy bien y aprendimos mucho de esta experiencia. Aprendimos a confiar en nosotros mismos, a divertirnos en equipo, a preparar y anticipar procesos, en fin, a valorar lo que hemos aprendido y a ponerlo en práctica.
Sofia Rodriguez, maestra de
apoyo del taller de vida independiente.
Conociendo nuevas amistades en el campamento.
“Para mi organizar el campamento significaba un reto, ya que este grupo no había salido junto antes y mucho menos con la idea de trabajar y divertirse en equipo, solo habían compartido momentos cortos de trabajo y actividades sencillas, pero permitirse conocerse un poco más unos a otros y trabajar en conjunto en actividades de acampar significaba un reto. El cuál era necesario realizar.
Para mí fue un honor poder organizar el campamento y también que me permitieran guiarlos dentro
de la actividad, y con ello formar más
allá de un grupo de trabajo, formar un grupo de convivencia, diversión y lleno
de trabajo para pasarla bien.
Juego de beisbol durante el campamento.
Nada de esto pudo haber sido posible sin la ayuda y entrega
en esta actividad de mi compañera Sofi, quien comparte el entusiasmo y alegría
de llevar actividades como ésta a realizar.
También debo agradecer a las familias de nuestros
integrantes por depositar la confianza de poder llevar a lo más sagrado que
tienen en la vida, sus hijos, para buscar junto con ellos un desarrollo
integral con todas las ramas que tiene una vida independiente, teniendo siempre
en cuenta que hay más trabajo por delante para lograr dicho objetivo. Y a
Declic por apoyar la iniciativa y buscar llevarla a la realidad.
La experiencia ha
sido muy grata y tanto integrantes como facilitadores ya pensamos en ideas para
el próximo campamento, llenos de entusiasmo.
Heriberto Jiménez
Jiménez.
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