¿Que aprendimos en el taller de conducta del CAM 47 de Lerma, estado de México?

Ángel (8 años Síndrome de Down)
Es un niño que pega a la mala a sus compañeros en el recreo. Ángel además le encanta tirar el material con el que están trabajando encima de la mesa. Cuando su maestra le dice que lo recoja, parece acceder un momento. Coge un puñado de semillas, lo pone en el cesto  y luego lo avienta todo de nuevo. La maestra se enoja muchísimo con él y no sabe qué hacer. Ángel se comunica con señas, no tiene lenguaje oral. Parece que su conducta es ir en contra de lo que le dicen que haga. Si todos tienen que ir al comedor, a computación, a música,  el no quiere ir, Su maestra lo define como “ingobernable”. No funcionan ni los regaños, ni las amenazas, ni los premios. Sólo una vez la maestra vio que funcionó su estrategia: le prometió a Ángel cargarlo en brazos 10 metros del salón hacia el comedor y luego que se bajara y caminara y Ángel accedió y lo hizo. 


Alejandro (9 años Síndrome de Down)
Es un niño que les pega a sus compañeros, se comunica por gestos, solamente dice la terminación de pocas palabras,  “pega parejo” a sus compañeros dicen sus maestras, lo cual ha logrado que le tengan miedo. Le rehúyen físicamente. Un día, su maestro los dejó trabajando con bloques a todos mientras salía un momento a la dirección. Cuando regresó, encontró a Alejandro en el rincón del salón y a todos los compañeros aventándole los bloques, con gesto amenazante. Desde ese día Alejandro ya nos les pega a todos. Sólo les pega a dos niños que son más pequeños y débiles que el.

El profesor utiliza el tiempo fuera con Alejandro, le da la advertencia de que si pega lo saca del recreo, pero como no hay un lugar físicamente a donde pueda llevarlo, lo toma de la muñeca firmemente y lo pasea por todo el recreo sin soltarlo, para que vea a los niños jugar, es la forma en que ha logrado contenerlo para que no siga pegando.

Estas y otras vivencias parecidas fueron las que compartieron los profesores del Cam 47 de Lerma durante las 9 horas del taller Estrategias de conducta que impartimos Ana Ruth Lozada (Mtra. en psicoterapia infantil) y una servidora (directora de Declic).


Fue muy interesante y motivador ver a los maestros pasar de la postura no se que hacer con este niñ@ que se porta tan mal”, Es que todo viene de casa, son patrones aprendidos en la familia, yo no puedo hacer nada a la postura necesito verme, comenzar a verme, el mejor recurso que tengo soy yo mism@, cuento conmigo

Hablamos de  estilos de autoridad, de estrategias de comunicación asertiva, de estrategias de modificación conductual, de tipos de reforzadores, de posibilidades de crecimiento.

He aquí algunas de las conclusiones al terminar el taller:

Es mi primer año de servicio en un CAM. Yo aplicaba estrategias sin conocimiento, en un probar, y un probar mal. Me sentía desesperada, frustrada  el video de Matt me sirvió mucho para verme reflejada, en mis actitudes. Yo utilizaba la represión, el autoritarismo, me ayudó el taller a entender que lo que hacen es parte de su lenguaje, que necesito entender sus emociones a través de su conducta, la función que tiene tal y cual conducta y verlos como personas que sienten y piensan  y desde ahí elegir la estrategia adecuada, se que podré aplicar lo que aprendimos hoy.


Me llevo estrategias, pues caía en el error de etiquetarlos a cada uno de ellos, y ahora sé que cada uno necesita expresiones diferentes, estrategias de comunicación distintas, porque no todos reaccionan de la misma manera. Me di cuenta que siempre uso el NO, tenemos que aprender a quitar el NO de nuestro vocabulario, porque estamos reforzando la conducta que queremos eliminar.

Para mi el taller fue una desempolvada de las estrategias  de conducta Lo que más me apoyo fue a la reflexión de lo que hago (técnicas de modificación de conducta elaboradas por mi) para darme cuenta de que si lo que estoy aplicando está funcionando y en qué porcentaje.  Lo que me ayudó este taller es a cuestionar mi conducta.

El taller me ayuda a darme cuenta, yo aplico mucho de lo que  vimos en mi grupo, pero no lo he aterrizado en forma gráfica. Me gusto mucho aprender a hacer cuadros de atención, y saber como se hace un tablero y cómo aplicarlo según las habilidades simbólicas de los niños.  Aprendí que es importante hacer sistemático mi trabajo. Y darle a alumnos como Moisés que no tiene lenguaje, oportunidades de comunicar sus necesidades por medio de pictogramas.

Con el taller aprendí a visualizarme, cómo saber si voy por el buen camino y rectificar o mejorar lo que me hace falta.

Este taller implica un reto para mi porque pude ver como en un espejo que es lo que yo tengo que modificar para poder impactar en la vida de mis niños. Fui analizándome a mi y a mis niños y me gusta que se pueda llevar desde el principio como un taller, donde hacemos aprendiendo, y no como una conferencia.

Me gusto mucho el taller porque pude aprender, analizar, lograr hacer conciencia de la importancia de las estrategias de comunicación. El reto que me llevo es transmitirle esto a los papás. Por eso pienso: la tarea con el niño es complicada, pero mucho más complicado es que los padres hagan una transformación. Me voy reanimada porque estaba terminando el ciclo pensando los papás no apoyan y ahora sé que puedo seguir trabajando desmenuzándole los cómos. Yo me llevo el reto de trabajarlo con los papás.

Yo me llevo muchos retos porque la verdad como maestro me quedo con el niño sin profundizar mucho en todo lo que es su universo. Yo venía con la idea de que la modificación de conducta no es adecuada porque ¿cómo vas a hacer tan mecanizado al niño?  Y ahora me doy cuenta que mis resistencias son porque se requiere de un trabajo arduo, no se puede improvisar. Ahora después del taller, pienso que definitivamente me quito el No, porque necesito entrarle a esto. Si no todos los niños de mi escuela lo necesitan, si Muchos de ellos aprenden de esta manera, con estrategias de modificación de conducta. NO  se trata de que me gusta o no me gusta, sino de lo que requieren los niños, cognitivo-conductual: Ellos tienen que analizar, a su manera, las causas y consecuencias y aprender con ello.

Hace días vino a visitarme un exalumno que ya trabaja, vino a saludarme y lo vi tan contento con su trabajo. Yo aprendí a frustrarme menos cuando acepté que mi camino es aprender, hoy tomo este taller para aprender lo que me toca hoy, porque me sirve para trabajar mejor con mis alumnos. NO porque sea la meta , porque ya llegué, me voy a seguir equivocando, sin embargo, voy a seguir aprendiendo.

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Considero que debemos de tomar en cuenta las aportaciones que nos hacen los maestros de hacer más dinámico el taller, porque finalmente se les vende una idea de taller, además creo que si manejamos la mayor parte de tiempo de manera expositiva se hace muy cansado para ellos y también para nosotras.

Algo que me inquieto muchísimo, hasta el grado de molestia fue como se comportó el director al estar platicando la mayor parte del tiempo con la maestra que tenía a su lado, solo una vez les pedí que por favor nos escucháramos, pero de verdad que no tiene el más mínimo sentido de respeto y no solo a nuestro trabajo sino también a las aportaciones de su propio personal. Pienso que debemos aclarar estas situaciones al inicio del taller, y aunque no lo habíamos vivido en los talleres anteriores, no está mal agregarlo como nota.


Ana Ruth Lozada M.

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