Ángel (8 años Síndrome de Down)
Es un niño que pega “a la mala” a sus
compañeros en el recreo. Ángel además le encanta tirar el material con el que
están trabajando encima de la mesa. Cuando su maestra le dice que lo recoja,
parece acceder un momento. Coge un puñado de semillas, lo pone en el cesto y luego lo avienta todo de nuevo. La maestra
se enoja muchísimo con él y no sabe qué hacer. Ángel se comunica con señas, no
tiene lenguaje oral. Parece que su conducta es ir en contra de lo que le dicen
que haga. Si todos tienen que ir al comedor, a computación, a música, el no quiere ir, Su maestra lo define como “ingobernable”.
No funcionan ni los regaños, ni las amenazas, ni los premios. Sólo una vez la
maestra vio que funcionó su estrategia: le prometió a Ángel cargarlo en brazos
10 metros del salón hacia el comedor y luego que se bajara y caminara y Ángel
accedió y lo hizo.
Alejandro (9 años Síndrome de Down)
Es un niño que les pega a sus
compañeros, se comunica por gestos, solamente dice la terminación de pocas
palabras, “pega parejo” a sus compañeros
dicen sus maestras, lo cual ha logrado que le tengan miedo. Le rehúyen físicamente.
Un día, su maestro los dejó trabajando con bloques a todos mientras salía un
momento a la dirección. Cuando regresó, encontró a Alejandro en el rincón del
salón y a todos los compañeros aventándole los bloques, con gesto amenazante.
Desde ese día Alejandro ya nos les pega a todos. Sólo les pega a dos niños que
son más pequeños y débiles que el.
El profesor utiliza el tiempo
fuera con Alejandro, le da la advertencia de que si pega lo saca del recreo,
pero como no hay un lugar físicamente a donde pueda llevarlo, lo toma de la
muñeca firmemente y lo pasea por todo el recreo sin soltarlo, para que vea a
los niños jugar, es la forma en que ha logrado contenerlo para que no siga
pegando.
Estas y otras vivencias
parecidas fueron las que compartieron los profesores del Cam 47 de Lerma
durante las 9 horas del taller “Estrategias de conducta” que impartimos Ana Ruth Lozada (Mtra. en
psicoterapia infantil) y una servidora (directora de Declic).
Fue muy interesante y motivador
ver a los maestros pasar de la postura “no se que
hacer con este niñ@ que se porta tan mal”, “Es que
todo viene de casa, son patrones aprendidos en la familia, yo no puedo hacer
nada” a la postura “necesito
verme, comenzar a verme, el mejor recurso que tengo soy yo mism@, cuento
conmigo”.
Hablamos de estilos de autoridad, de estrategias de
comunicación asertiva, de estrategias de modificación conductual, de tipos de
reforzadores, de posibilidades de crecimiento.
He aquí algunas de las
conclusiones al terminar el taller:
Es mi primer año de servicio en un CAM. Yo aplicaba estrategias sin
conocimiento, en un probar, y un probar mal. Me sentía desesperada, frustrada… el
video de Matt me sirvió mucho para verme reflejada, en mis actitudes. Yo
utilizaba la represión, el autoritarismo, me ayudó el taller a entender que lo
que hacen es parte de su lenguaje, que necesito entender sus emociones a través
de su conducta, la función que tiene tal y cual conducta y verlos como personas
que sienten y piensan y desde ahí elegir
la estrategia adecuada, se que podré aplicar lo que aprendimos hoy.
Me llevo estrategias, pues caía en el error de etiquetarlos a cada uno
de ellos, y ahora sé que cada uno necesita expresiones diferentes, estrategias
de comunicación distintas, porque no todos reaccionan de la misma manera. Me di
cuenta que siempre uso el NO, tenemos que aprender a quitar el NO de nuestro
vocabulario, porque estamos reforzando la conducta que queremos eliminar.
Para mi el taller fue una desempolvada de las estrategias de conducta Lo que más me apoyo fue a la
reflexión de lo que hago (técnicas de modificación de conducta elaboradas por
mi) para darme cuenta de que si lo que estoy aplicando está funcionando y en
qué porcentaje. Lo que me ayudó este
taller es a cuestionar mi conducta.
El taller me ayuda a darme cuenta, yo aplico mucho de lo que vimos en mi grupo, pero no lo he aterrizado
en forma gráfica. Me gusto mucho aprender a hacer cuadros de atención, y saber
como se hace un tablero y cómo aplicarlo según las habilidades simbólicas de
los niños. Aprendí que es importante
hacer sistemático mi trabajo. Y darle a alumnos como Moisés que no tiene
lenguaje, oportunidades de comunicar sus necesidades por medio de pictogramas.
Con el taller aprendí a visualizarme, cómo saber si voy por el buen camino
y rectificar o mejorar lo que me hace falta.
Este taller implica un reto para mi porque
pude ver como en un espejo que es lo que yo tengo que modificar para poder
impactar en la vida de mis niños. Fui analizándome a mi y a mis niños y me
gusta que se pueda llevar desde el principio como un taller, donde hacemos
aprendiendo, y no como una conferencia.
Me gusto mucho el taller porque pude aprender, analizar, lograr hacer
conciencia de la importancia de las estrategias de comunicación. El reto que me
llevo es transmitirle esto a los papás. Por eso pienso: la tarea con el niño es
complicada, pero mucho más complicado es que los padres hagan una
transformación. Me voy reanimada porque estaba terminando el ciclo pensando “los papás no apoyan” y ahora sé que
puedo seguir trabajando desmenuzándole los cómos. Yo me llevo el reto de
trabajarlo con los papás.
“Yo me llevo muchos retos porque la verdad como maestro me quedo con el
niño sin profundizar mucho en todo lo que es su universo. Yo venía con la idea
de que la modificación de conducta no es adecuada porque ¿cómo vas a hacer tan
mecanizado al niño? Y ahora me doy
cuenta que mis resistencias son porque se requiere de un trabajo arduo, no se
puede improvisar. Ahora después del taller, pienso que definitivamente me quito
el No, porque necesito entrarle a esto. Si no todos los niños de mi escuela lo
necesitan, si Muchos de ellos aprenden de esta manera, con estrategias de
modificación de conducta. NO se trata de
que me gusta o no me gusta, sino de lo que requieren los niños,
cognitivo-conductual: Ellos tienen que analizar, a su manera, las causas y
consecuencias y aprender con ello.
“Hace días vino a visitarme un exalumno que ya trabaja, vino a
saludarme y lo vi tan contento con su trabajo. Yo aprendí a frustrarme menos
cuando acepté que mi camino es aprender, hoy tomo este taller para aprender lo
que me toca hoy, porque me sirve para trabajar mejor con mis alumnos. NO porque
sea la meta , porque ya llegué, me voy a seguir equivocando, sin embargo, voy a
seguir aprendiendo. “
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Considero que debemos de tomar
en cuenta las aportaciones que nos hacen los maestros de hacer más dinámico el
taller, porque finalmente se les vende una idea de taller, además creo que si
manejamos la mayor parte de tiempo de manera expositiva se hace muy cansado
para ellos y también para nosotras.
Algo que me inquieto muchísimo,
hasta el grado de molestia fue como se comportó el director al estar platicando
la mayor parte del tiempo con la maestra que tenía a su lado, solo una vez les
pedí que por favor nos escucháramos, pero de verdad que no tiene el más mínimo
sentido de respeto y no solo a nuestro trabajo sino también a las aportaciones
de su propio personal. Pienso que debemos aclarar estas situaciones al inicio
del taller, y aunque no lo habíamos vivido en los talleres anteriores, no está
mal agregarlo como nota.
Ana Ruth Lozada M.
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